martes, 23 de diciembre de 2014

No sé en qué lugar termina el adiós y en cuál comienza la soledad. No sé si las cinco letras de esa palabra llevan implícito el despedirse del calor de unas manos. Despedirse de sentirse a salvo dentro de otra persona. De ser atropellado por una carrera de carcajadas. De decir lo mismo al mismo tiempo y sonreír. De la armonía de unos pasos junto a otros. Confieso que a veces no sé dónde terminas tú y dónde empiezo yo. Que se me va el aliento cuando amenazas con quererme, un poco como los gritos de un cielo que anuncia tormenta, un poco como tumbarnos y dejarnos llover. Porque tal vez nunca nos desprendamos del riesgo que conlleva querer a alguien, tal vez lo llevemos siempre con nosotros. Tal vez ahí resida la magia de poner el mundo en modo silencio y elegir dejar todo de lado. Y si soy sincera, soy un soldado novato en medio de tu guerra, y a veces me queda demasiado grande. Por otro lado, pienso que un adiós es el pero que estropea una frase. Un pudo ser. Un igual para otra vez. Un adiós son tres puntos suspensivos que preceden algo que nunca sabrás lo que es. A todos nos han dicho adiós alguna vez.
Ojalá no haya peros.
Ojalá sepamos terminar todas las frases.
Ojalá que el adiós nos pille mirando hacia otro lado.

4 comentarios:

  1. Precioso. Escribes de maravilla. Te descubrí ayer por la noche y no me queda ninguna entrada por leer, los finales son tan perfectos, tan inesperados, tan todo... Gracias por estas letras.

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    1. Espero que no sea una inocentada... ¡Muchas gracias por pasarte y comentar! ☺ Y, por supuesto, no hay de qué, me alegra que te guste. ♡

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    2. No, no, ¡no es ninguna inocentada!
      Me voy a conceder el lujo de ponerte el enlace de mi blog por si algún día... Bueno, ya sabes, te apetece echarle un vistazo. http://escribiendoapluma.blogspot.com.es/?m=1
      Gracias otra vez. 💕

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    3. ¡Faltaría más!
      De gracias nada, y feliz año :3

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