viernes, 24 de abril de 2015

Permíteme decirte,
que he visto barcos varados en tu clavícula,
y he visto sirenas enredarse entre tus poros.
He visto huracanes erizando la piel de tu espalda.
He visto primaveras, con sus flores, saltar de lunar en lunar,
y volver a empezar.
He visto centellas recorrer tu columna vertebral,
de punto a punto,
varias veces.
He visto a la Osa mayor morirse de envidia,
y sé que la Luna una vez soñó con arroparte.
y que el aire y el agua se mueren por que les pidas que te canten.
Sé que hay sueños a los que les gustaría vivirte,
sé que hay libros que cederían su tinta para escribirte en la piel.
Sé que el mundo es enorme,
y aún así,
creo que cabría en tu espalda.




371 felicísimos días.
Nunca me niegues,
el placer de
llamarme "tuya".
Vi entrar un rayo de sol por la ventana y lo confundí con ella.
Se deslizó de nuevo por la ventana y comprendí que hay guerras que siempre van a perderse. El rastro en la mesa me recordó sus sábanas blancas. No entendí que un invierno nunca te abriga. Ni aunque te cubra las cosquillas con besos. O la piel con su piel.
Pero ella tenía esa forma de andar.
Más que andar, de entrar en todos los sitios.
Más que entrar, pisar.
Más que besar, mordía.
Más que morder, se reía.
Más que reír, soñaba.
Y quien pudiera meterse tras sus párpados cuando sueña.
Y quien pudiera hacerle cosquillas en la lengua, y en la comisura de los labios.
Y quién pudiera levantarse por la mañana con ánimo de verla;
De cruzarse.
Y ojalá, dicha mañana, segundos antes de cruzarnos -de que me atropellaras-, hubiera planeado algo interesante que decir. Algo que empezara por destino, por futuro.
Seamos coherentes, ¿qué importan los que lo llaman porvenir?
si tú ya nunca vienes.

lunes, 16 de marzo de 2015

Estrella se pinta de blanco el pelo y dice que se siente vieja;
vuelve a cantar la canción que ella piensa que alguien le escribió;
finge que ignora el reloj, ya son más de las nueve, y la mesa puesta;
llora un momento y la tele se ríe de ella.
Una vez le prometió: «Tú siempre serás mi estrella.»
Estrella se inventa que vuelve a ser ella y luego, siempre se despierta;
lleva ya casi ocho meses sin saber qué es el amor;
se mira en ropa interior y pensándolo bien, no se ve tan fea;
vuelve a ignorar el reloj cuando suena la puerta.
Una vez le prometió: «Tú siempre serás mi estrella.»
Y la estrella se apagó.
Vuelve a iluminarte, Estrella.

sábado, 28 de febrero de 2015

Cuando al sol le entra la timidez de esconderse tras las persianas.
Cuando los suspiros, las carcajadas silenciosas, ganan al propio silencio, y lo aplastan contra el suelo.
Cuando mi almohada se convierte en la tuya.
Cuando encuentro en tu cuello el hueco para mi mejilla,
y en tus piernas el baile para las mías.
Cuando se nos cierran los ojos,
me pregunto,
si el amor es ciego...
¿por qué nos vio?

jueves, 15 de enero de 2015

Tengo adheridos a mi espalda todos los besos que me dio. Tengo enredado entre mis cabellos el aliento de su pesado sueño. Tengo las manos cansadas de no enredarse con las suyas. Guardé entre mis costillas el aire que se escapa de sus pulmones. Bajo mi nariz, sigue el olor de su bufanda. En mis dedos está la responsabilidad de escribirle. y tras mis labios la de que no se entere nunca. Y cargo a lo largo de mi columna vertebral el peso de quererle. Y qué peso. Nunca quise coser mis talones a una sombra; unos labios a mi cuello. Nunca quise esconderme tras una espalda, ni volverme así de valiente cuando el mundo diga basta. Basta de hacer rotar los ejes de la tierra. Basta de hacer que se pare el tiempo. De hacer depender las mareas del rumbo de unos dedos en una espalda, y los huracanes del romper de una risa. Basta de guerras en el campo de batalla de unas sábanas. Basta porque estás haciendo que me vuelva loca,
y qué bien sienta perder la cordura a veces. Qué bien sienta que empieces donde yo acabo.
Me dicen que basta de ti, y de mí.
A mí, que sigo sin tener ni idea de qué es el amor,
aunque a ti te conozca ya de memoria.