lunes, 18 de agosto de 2014

Nadie sabe que me convierto en luz del alba y aparezco en tu habitación,
desafiando la distancia.
Pero hoy,
me he despertado con el sonido de un bombardeo.
Y por primera vez,
he sentido en la piel que te he perdido.
Sé que batallaré por perderte,
y recuperarte,
en casi todos los segundos que (nos) quedan.
Pero también sé que nunca voy a tenerte.
Y tal vez, ésa es la verdadera experiencia de la libertad: tener lo más importante del mundo, sin poseerlo.




Una vez más, 
te siento tan lejos
que no puedo salvar la distancia
y acariciarte otra vez.
Siento que esto es lo último que te escribo.
Lo siento, 
solo fui capaz
de entregarte unos días contados.

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