viernes, 26 de abril de 2013

Desde entonces, mi vida era como Roma, pero escrito al revés.

Que no me hablen del tráfico de Madrid hora punta si no han andado por el tráfico de tus lunares. Que no me hablen de poesía si no te han oído reír a cuatro centímetros de mi oreja. Que no me hablen de felicidad si nunca te vieron prepararme el desayuno. De guerras, si no han estado presentes en esas batallas para ver quién quiere más a quién; de escalones si no son entre tus costillas. De todas esas cosas que son blancas o negras, si tú eres del mejor color gris del mundo. De estrellas, si no me has echo rozarlas con una puta sonrisa. Que no me hablen de café si no es el de tus ojos, de calor si no es en tus brazos o tras tu chaqueta. No me hableis de sueños si tú no duermes conmigo. De espaldas, si tus dedos no se deslizan.
Que no me hablen de comerte si no es a besos, de peleas que no sean de cosquillas. Que no me hablen de eso... Que no digan esa palabra, que ni lo mencionen. Eso. Que no me hablen de enamorarme.
(Si no es de ti)
Que es verdad que los cigarros matan, pero, ¿y el amor?

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