"A mí esto siempre se me dio bien. Veía algo, me jodía, apretaba los dientes y pasaba sin mover un músculo, como si no me importara. Miraba al techo, suspiraba, hasta que no hubiera peligro de que mis lágrimas se desbordaran. Fingía que era fuerte. Ahora debo serlo de verdad, y tengo una buena razón para aguantar. "
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