viernes, 15 de junio de 2012

¿Acaso vale la pena conocer el amor?

¿Si? ¿Eso creeís? ¿Merece la pena? Cuando nos enamoramos, somos total y absolutamente vulnerables a esa persona, nuestro universo, nuestra vida, nuestra felicidad...todo gira alrededor de ella. Le entregamos nuestra cabeza con pensamientos incluidos, y nuestro corazón en bandeja. Lo hacemos así, porque en el fondo pensamos que esa persona no te fallará, no te destruirá ahora que tiene en su poder lo mejor de tu ser. Y, ¿qué pasa? Que esa persona no te hace ni puto caso. Que esa persona no aguarda tus sonrisas como tesoros, no se sonroja al oírte hablar, no suspira al oír tu nombre, y su cabeza tampoco gira alrededor de ti. Sí, ¿a quién no le ocurre eso, no le ha ocurrido nunca? Es la parte fea, la que Hollywood se empeña en ocultar. La que jode, la que jode muchísimo. La que duele hasta que da la impresión que ese músculo del pecho pega cuchilladas en vez de bombear sangre. Y por favor, que venga cupido. Tenemos cuentas pendientes que arreglar.

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