miércoles, 31 de diciembre de 2014

Algún día, me gustaría sentirme libre.
No hablo de la libertad escondida en la brisa del mar, ni de echar a correr muy rápido y sin saber a dónde vas. No hablo de sentirte libre encerrada en tu habitación escribiendo sin parar, ni leyendo un libro tras otro delante del calor de un café.
Hablo de la libertad de sentirte bien. De saber lo que tienes, estar agusto con ello, y dejar de prestar atención a lo que te falta; de saber lo que quieres e ir a por ello. Saber lo que haces y lo que deseas a hacer, tener la certeza de que es lo mismo. Dedicarle todo el tiempo a lo que te gusta y saber que eres feliz por ello.
No tolero las felicitaciones de año nuevo. Me parecen absurdas. La felicidad es como la suerte; hay que ir a por ella, no basta con desearla. Un deseo es algo vacío hasta que nos atrevemos a cumplirlo. Por eso no me gusta que me feliciten el año nuevo. Prefiero que me den un buen año, que contribuyan a que lo sea.
Yo no le pido nada a cada año que comienza.
Solo espero que,
un día,
pueda empezar un año
siendo libre.

2 comentarios:

  1. Has sabido plasmar perfectamente lo que muchos sentimos, de verdad.
    Espectacular... te sigo.
    Esperemos que ya que no lo empezamos, al menos lo acabemos libres!

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