domingo, 2 de marzo de 2014

Porque tú conviertes las curvas en rectas.

 
Pienso que somos como relojes.
Hechos de minutos.
Esos siete minutos todas las mañanas,
inmediatamente seguidos del sonido del despertador,
suplicando para que la noche se alargue un poco más,
sobretodo si es entre tus sábanas.
Y  que luego,
pasan a convertirse en un cuarto de hora cuando susurras:
«No te vayas, por favor, aún es muy temprano.»
Y los minutos que ocupas con tu risa,
con tus notas musicales,
con tus ganas de huir
y mis súplicas para que me lleves metido en tu maleta.
Un minuto,
y otro,
y otro.
Pero sin horarios. 
Pocas cosas son tan sencillas como un reloj,
pocas cosas son tan sencillas como un tú
y
un yo.
Tal como un reloj, inmensamente llena de minutos que 
(des-)
aprovechar.
















Porque al fin y al cabo hay que estar loco para decir que querer es gratis,
sin ser consciente de lo caro que puede llegar a salir.

2 comentarios:

  1. Normalmente tus palabras me alucinan, pero lo de este poema es increíble, es realmente precioso, no tengo ni palabras para decirte cuanto me ha gustado. Nunca dejes de escribir, te lo prohíbo.
    Un besazo <3

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Ahora sí, puedo decir que es un auténtico y maravilloso placer conocerte. <3
      (Muchas gracias)

      Eliminar