viernes, 27 de diciembre de 2013

Que cuando yo entro, ella sale.
Que cuando yo voy, ella viene.
Que ella es de zapatos de tacón y yo no salgo de las converse.
Le gustan las cosas bien hechas y a mí me encanta destrozarlas. Le encanta el café y yo podría pasarme la vida durmiendo. Las películas en blanco y negro con beso al final. No le gustan los collares, ni los bombones, ni las flores... Así que no tendría qué regalarle si surgiera la ocasión. Ella rebosa la imaginación que a mí me falta. Rebosa la vida que yo quiero vivir.
Aquel día hacía frío (¿por qué siempre tiene que hacer frío?) y yo andaba deprisa, y me la crucé. Al pasar, ella se giró. Y le sonreí como un gilipollas.
Y lo más importante... Ella me sonrió a mí también.

Que me encantan 
aquellos que hablan
de no anclarse a nadie.
Que entiendo la autosanación,
y el crecimiento personal,
Y bien por todos esos que
pretenden ser fuertes,
y depender sólo de sí mismos...
Tienen razón.
Pero yo soy más feliz cuando tú me miras.
Tuyo.
Tú y yo. 
Te recuerdo protestando, porque decías que aquella maldita 'y griega' nos separaba. Yo paré y te dije: puedes quitarla, sólo tienes que pulsar supr 3 veces para que sea tuyo. Ya lo eres, me dijiste sonriendo, así que no te pongas cursidramático, que me entra la risa.

2 comentarios:

  1. Te recuerdo diciendo "todo el mundo es bueno en algo, y yo aquí, que no destaco en nada". Después dijiste que yo destacaba en todo esto de escribir, y luego llegas y escribes esto y me doy cuenta (de verdad de la buena) de que no es lo mío, sino lo tuyo. Empiezo a leerlo y es como "oh, no puede superarse" y luego llego al final y, sí, te superas.
    Feliz navidad (y sigue así siempre).

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    1. Yo lo dije porque de verdad lo creía, no porque pretendía que me devolvieras el cumplido. Además, ¿no has visto tus últimas entradas? Son geniales. No como las mías. Tengo la sensación de que todas son iguales.
      Bueno, muchas gracias. Feliz navidad.

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