martes, 18 de septiembre de 2012


Leo una y otra vez las palabras que te dediqué no hace mucho. Lo hago, porque así espero encontrar algo que pruebe que es real, que lo fue. Y sí; está ahí. Ahí, en ese lugar, hubo algo. Pero la verdad es que no sé que nombre ponerle. Me pregunto que pasará cuando te vea. No sé si quiero hacerlo; creo que no. Creo que no soportaría verte. Creo que, después de todo, no me gusta la idea de que desaparecieras tan rápido, me hace sentir rara, casi mezquina. Pero tampoco quiero volver estar así por alguien, llorando sin razón, sin poder sonreír por tenerte lejos... No, no quiero. En este momento, me siento en un limbo. En medio de ninguna parte. No siento nada;  y me gusta esta sensación. El no querer a nadie, el que ni tu sonrisa ni tu felicidad dependa de alguien, el pensar en lo que debes pensar y poder concentrarte en lo que haces. Esa posibilidad de estar empezando a querer de nuevo, el no querer precipitarte y la ausencia de la necesidad de ponerle nombre. ¿Un lío? Exactamente. Punto. No necesito ponerle nombre, de momento. Con eso, me vale.
Me siento como a la deriba, sin poder explicar como me siento. Pero hoy puedo decir que estoy bien. Por primera vez en estos meses, pienso en mí. En mí y no en ti. Y creo que eso me está sentando bien.
 
"Ninguna persona merece tus lágrimas, y quien las merezca no te hará llorar"

2 comentarios: