Yo antes jugaba a recitar el abecedario mientras movías de un lado para otro la anilla de una lata cualquiera. A veces, hacía trampas y la movía más rápido para que se rompiera en la letra que yo quería. Esa letra. Ya puedo dejar de hacerlo; tengo la anilla de tu inicial.
¿Sabes otra cosa? Tú fuiste el puto deseo de mi vela. Tú eras en quien pensaba cuando la soplé.
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