lunes, 24 de septiembre de 2012

El problema es necesitar a alguien.

Sí. Necesitar a alguien.
Yo no quiero esto, ¿vale? A mí me gustaría que mi felicidad no dependiera del gracioso de turno. Que me diera igual verlo abrazado a cualquier chica. Que no me importara si me saluda o no.
Pasar de la chica que ha dejado de hablarme. De lo que dice la gente. De echar de menos. Me gustaría parar esta sensación que recorre tu cuerpo cuando empiezas a echar de menos a alguien. Aunque puede que esa no sea ni la expresión correcta. No lo echo de menos a él, o al menos, eso creo. . . Echo de menos el tenerlo ahí, sentado a menos de dos metros. No él, sino su presencia. Parece lo mismo, ahora que lo escribo.
A mí me gustaría ser una chica fría. De esas de rostro de piedra. De las de no sentir, no querer, no odiar. Pero el caso, es que no lo soy. Y si lo piensas bien, tampoco es tan malo depender de alguien, necesitarlo. Lo que es una auténtica mierda es necesitar a alguien para el que no significas nada.

No hay comentarios:

Publicar un comentario