miércoles, 27 de noviembre de 2013

¿Que qué le gustaba?
¡Que os voy a decir de ella!
¡Si aún creía en mirar a los ojos!
¡Y en las segundas oportunidades!
¡Y en lado bueno de todas las personas!
¡Si era pura inocencia, pura ingenuidad!
Si confiaba en quien se lo pidiera, si nunca te ponía mala cara, si te perdonaba sin cuestionarte. Parecía que no le costaba en absoluto ser buena persona, con lo raro que es eso hoy en día. Siempre tenía oídos, ojos, manos y alma para ti, daba igual lo hijo de puta que fueras. Nunca la oí discutir con alguien, poner verde a cualquiera, despotricar contra quien se lo mereciera. Ser injusta, fría, borde, o despreciar porque sí.
Y claro,
al final tuve que enseñarle lo real que es el mundo y lo cabrón que puede volverse contra aquellos que solo quieren ser felices, y que el resto lo sea con ellos. Tuve que enseñarle lo crueles que pueden a llegar las personas, el daño que pueden hacerte.
Y me odio por ello.

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