'Pienso amenazar a la luna si mañana no me deja amanecer contigo.'

De la noche del dos de junio solo quedaba un vestido rojo tirado en el suelo, en aquella habitación de paredes blancas, a juego con las sábanas, y la mirada de sus ojos, verdes o marrones según como les diera la luz, clavados en ella. Odiaba que la vieran dormir, odiaba que sonrieran al verla recién levantada, y él parecía llevar un buen rato observándola. Quiso girarle la cara, hacerse un capullo debajo de las sábanas, suplicar que dejara de mirarla de aquella manera, pedirle que se fuera, que dejara de ser tan diferente a los demás.
Vio cómo entreabría los labios.
-¡No lo digas!
-Joder, vale, lo qué tú quieras. ¿Sabes? Te entiendo. Entiendo que no me dejes decírtelo.
-Yo...
-Mira, déjalo ¿vale? Está bien. Es normal que no quieras escuchar cómo un tío te dice que te quiere. Es incómodo tener que decirle que tú no. Ya lo pillo.
-Joder, no, no lo entiendes. Oye, yo.... Yo no quiero acabar hecha trizas. Me da miedo, joder. No sabes cuánto. No quiero darme cuenta de que sólo hay una cara que quiero ver todos los días en la almohada de al lado. Ni que aparezca alguien que me haga querer ponerme guapa para él, ni que me saque a bailar hasta acabar con los pies molidos. Me da miedo toparme con alguien que sólo con apretarme la mano consiga hacer que parezca que todo va a salir bien, que su voz me tranquilice hasta por teléfono, que su chaqueta sea lo único que me abrigue y que haya un millón de canciones que hablen de nosotros; alguien que me haga perder la cabeza cada vez que sonríe. Me da miedo levantarme pensando en cómo podría sorprenderle, me da miedo chocarme con alguien que me eche la bronca por llegar tarde aunque en realidad le encante que sea tan tardona, que soporte mis charlas sobre libros, me invite al cine y se coma mis palomitas o yo qué sé... Me da miedo, ¿vale? Y decir te quiero es como enfrentar todo aquello, dejarte aguijonear por tus propios miedos, como darte la vuelta sin chaleco antibalas en mitad de un jodido tiroteo,tomar aire y gritar "¡Qué le jodan, me importa una mierda lo que venga después!", y la verdad es que yo...
-Eres una maldita cobarde.
-Te quiero.