domingo, 13 de enero de 2013

Brindé con el diablo a su salud.

'No lo entiendes. Y aunque te escriba esto, no vas a entenderlo. No comprenderás que me da igual que lo abraces, que lo hagas sonreir o le robes mil besos, me da igual que te creas que para él eres única, que vengais la mano o ver tu marca en su cuello. No me importa que pienses que has ganado, porque no lo has echo. No has conseguido comprenderlo como lo comprendo yo, y aunque lo hicieras, no podrías ver cómo se le iluminan los ojos cada vez que algo lo hace reir, o el resplandor que produce su sonrisa. Todo él es luz, luz pura. Seguirás sin saber qué lunar del cuello besarle, qué decir cuando esté enfadado, cuando abrazarlo con fuerza y cuando dejarle espacio. No podrás diferenciarlo del resto de la gente tan solo por el modo de andar. No valorarás nunca una sola mirada suya. No guardarás cada recuerdo como un tesoro, no te irás a la cama pensando en el escenario del próximo sueño en el que él será el protagonista. Y al fin y al cabo yo nunca quise ser única, porque sabía de antemano que era imposible. Sabía que las había mucho más guapas, infinitamente mejores. Pero aun asi me he acostumbrado a él, he logrado comprenderlo tanto, conocerlo de tal manera, que podría dibujar el contorno de sus hombros en la página de atrás de cualquier libro, podría describir cómo sería sentir su mano en torno a la mía y lo suave que es la parte interna de su muñeca. Y eso tú no puedes hacerlo porque solo querías ganar, pero por mucho que ganes, habrás perdido, porque no serás capaz de quererlo de la manera que lo quiero yo.'

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