lunes, 3 de diciembre de 2012

Querida alma gemela:

20 de octubre. Ha pasado otro cumpleaños sin decirtelo. Tal vez es que no encuentro las palabras adecuadas. Bueno, hoy sí, hoy las he encontrado. Quería decirte que en esta fecha, me acuerdo de ti, como siempre, desde que tengo memoria. De ti, pedazo de boba. Con un peluche y una tarjeta "De parte de Lucía y Tere", cuando yo era una recién nacida y tú apenas tenías cinco meses. Ahí mismo empezó toda esta historia. Y desde entonces, he sido tu pequeña. Nos enfadamos de 134456723423 formas distintas, y a pesar de todo, nunca dejaste de protegerme. Supongo que por eso aquí seguimos, juntas.
Darte las gracias por estas dos últimas horas y por los 1823498249834580934892458294892502908 millones de minutos que me has regalado solo en el último par de meses. No sé como lo haces, siempre estás ahí cuando más lo necesito, recompones mis pedazos, tienes esa extraña facilidad para hacerme sentir bien, fuerte, valiente. No sé; tal vez es que desde un primer momento, no quisiste conformarte con formar parte de mi vida, pero la verdad, es que tú solita has llegado a ser parte de mí misma, de mi ser. Como una jodida gota de agua, absolutamente esencial para mí. ¿Hay que reir? Riamos. ¿Hay que llorar? Lloremos. A ti te da igual. Para unas cosas o las otras, siempre has estado ahí, apoyándome, sin apartarte ni un solo segundo, sin dejarme sola, sin cambiarme por nada. ¿Te das cuenta de lo jodidamente especial que eres? Es curioso; nunca hemos prometido un siempre, y sin embargo, míranos, aqui estamos, cumpliéndolo.
Te quiero, te quiero, te quiero muchísimo, en serio. Porque estás aquí, porque llevas 15 años estando y porque a estas alturas sé que no te moverás.

3 comentarios: