martes, 13 de noviembre de 2012

No supe lo que era la felicidad hasta que lo vi reír con una de mis tonterías.

El amor es una excusa para aguantar cosas que no deberíamos aguantar. Así es como te engancha. Altera la balanza de tal forma que cosas que deberían ser muy pesadas parecen no serlo. Es un error. Una trampa. Algo. Ese algo que te atrapa de forma que gires entorno a una persona.  Tú y todo lo demás.Y casi sin darte cuenta, empiezas a odiar. Odias cada kilómetro, cada palabra que no te atreviste a decir y cada gesto que no tuviste valor de hacer, odias ser la que sonríe por todo, por cada pliegue que tiene que ver con él, y también eres la que lo echa de menos mientras sabes que en su vida sobras. A pesar de todo, nos os voy a decir que no os enamoreis. Porque merece la pena sentir esas mariposas en el estómago cada vez que lo ves, o cada una de esas sensaciones que sientes desde tu cabeza hasta los dedos de tus pies, ese escalofrío infinito, ese recorrido único. Porque en el fondo nos encanta cambiar un mes de lágrimas por estar sentada a su lado, nos encanta el saber que todo a tu alrededor parece menos frío cuando él te mira. ¿Vale la pena luchar, vale la pena arriesgar? Ojalá pudiera saberlo.


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