viernes, 1 de junio de 2012

In days like this I want to drive away~

¿Recuerdas cuando dije que eres mi ilusión de cada viernes, la razón por la que me paso media hora delante del espejo y miro ochocientas veces la ropa que llevo puesta a ver si está bien? Bien, pues lo mantengo. Hoy, viernes, se repite la misma historia de siempre; vuelvo a mirar como una loca a mi alrededor, vuelvo a creer verte en cada esquina... Pero, claro, tú no apareces. Lo mismo de siempre. Desapareces y apareces cuando te da la gana. Y no lo entiendo. ¿Cuantas veces he repetido esto ya? No lo entiendo, no lo entiendo, no lo entiendo, NO LO ENTIENDO. Debo de haber llegado al millón de veces ya. Pero, ¿alguien lo entiende? Es que actúas de una forma que... Primero, me sonríes cuando me ves, al menos la última vez que te vi, y parecen haber pasado siglos. Después, me empiezas a hablar. Luego, acabas pasando. Y vuelves. Y pasas de nuevo. Vuelves, pasas, vuelves, pasas, vuelves, pasas... Que dan ganas de decirte que eres un gilipollas. Pero por desgracia, eres mucho más.
Llevo semanas ilusionandome y deprimiéndome a la media hora. Sigo cayendo en el mismo pozo oscuro, aquel que aparece cuando, después de todo, demuestras que no te importo una mierda. Ya he perdido la cuenta de las lágrimas que he derramado. Pero de alguna manera, no puedo evitarlo.

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