sábado, 9 de junio de 2012

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Es como estar bajo una tormenta, de esas que empiezan sin que te des cuenta, sin nubarrones de aviso. Sientes la lluvia en tu piel, sientes cómo te va calando poco a poco, la sientes dentro de ti, igual que sientes la tristeza, la desesperanza, esas ganas de tenerte que te queman por dentro. Y buscas un rayo de sol, una tregua después de tanta lluvia, mientras esperas que todo pase, que desaparezca. Que todo sea un espejismo, un sueño. Que un día te levantes sin sentir nada, sin pensar en nada, ni siquiera en él. Pero no. Porque, sin quererlo, sin pensarlo, sin ni siquiera ser consciente de ello, te has tirado a la piscina. Te has enamorado. Te has colado por él, te has pillado, hasta las trancas y sin vuelta atrás. Te has declarado fan de él, y lo necesitas, casi instintivamente, por impulso, no puedes evitarlo, ya es algo indispensable, por mucho que él pase de ti.

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