viernes, 27 de abril de 2012

Ni siquiera sé por qué; supongo que es inevitable.

Son los pequeños gestos. La manera en la que tu mano está siempre cerca de mi mano. La forma en la que siempre estás sentado cerca de mí. Esas veces que buscas mi mirada y sonríes cuando la encuentras; cuando me miras y te ríes, cuando me llamas por mi diminutivo y me das patadas por debajo de la mesa. Cuando me sacas la lengua para que finja que estoy enfadada, y no te das cuenta de que, en realidad, apenas puedo contener una sonrisa, porque no puedo estar enfadada cuando estás cerca, ni siquiera de mentira. Cuando haces eso, me haces dudar. Me haces pensar si, realmente, algo tan imposible puede ser cierto.

 Siento que necesito tu sonrisa, ¿eso es malo?

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