sábado, 14 de abril de 2012

Come on, come on, don't leave me...

Hoy parecía que iba a ser uno de esos días estupendos. Incluso salió el sol. Entiéndeme, al decir "un día estupendo", me refiero a uno de esos días en los que hay alguna posibilidad de verte, y la verdad es que empiezan a escasear ese tipo de días. Pero, ya ves, hoy me levanté con una sonrisa en la cara, pensando que tal vez hoy, me sorprendería tu sonrisa nada más entrar en el coche, o oiría tu voz a mi lado, aunque no estuvieses hablando conmigo, o sentiría tu mano en mi brazo mientras me saludas. Quizá, hoy volvería a oír tu risa después de una de mis ocurrencias.
Pero, simplemente, no apareciste; de pronto, el cielo se nubló. Suena algo poético y bastante ñoño, pero es la verdad. Y aunque me pasé la tarde pendiente de la conversación, esta vez, no escuché tu nombre para nada. Deseaba oir algo como que luego te iríamos a buscar, que aparecerías más tarde, pero no, al final, no te vi. Puede ser que no tenga importancia, total, ya debería ir acostumbrándome a eso de no verte. Además, yo para ti, soy poco menos que una extraña. Pero empiezo a pensar que tú para mí ya eres algo más, por eso, esto para mí si es importante. Demasiado importante, quizá.

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